Coreografías de Michele Merola y Enrico Morelli

PRIMERA PARTE / SCHUBERT FRAMES

Enrico Morelli quiso confiar su nuevo trabajo a la extraordinaria música de Franz Shubert: nadie más que el compositor vienés ha sabido interpretar los sentimientos contrastantes de amor, tensión, melancolía, arrepentimiento, pero también esperanza. Un collage de piezas famosas de Schubert compuesto hace dos siglos, extraídas de obras maestras de verdadera belleza, que todavía hoy sorprenden por su gran relevancia, son la banda sonora de esta obra dedicada a las muchas almas del hombre contemporáneo, donde el amor es reemplazado por la desilusión, donde la separación da paso al compartir, donde la pasión cede al miedo y viceversa, en un proceso de retroceso entre crecimiento y decrecimiento, revelando universos enteros y lazos secretos.

La obra de Morelli no tiene pretensión ni ambición descriptiva, su coreografía es un relato abstracto de la soledad y las almas hermanadas, en una época como la nuestra, que está cansada, pálida, desencantada, atormentada por un malestar que cuelga en el aire mismo, pero que también con ansiedad, busca sentido y esperanza de felicidad. Es una historia en la cual nos enfocamos especialmente en el momento del retorno, porque la felicidad es donde podemos volver, tal vez cambiados, despreocupados por la acelerada velocidad aterradora del presente y el futuro que tal vez tenemos miedo de explorar. El problema no es llegar, sino volver. Para aprender cada vez a estimar de nuevo. Tener el valor de reconocer nuestra fragilidad y, por lo tanto, nuestra generosidad en la ternura.

SEGUNDA PARTE / GERSHWIN SUITE

A partir de la mejor música de Gershwin e inspirada en las pinturas de otro grande artista estadounidense del siglo XX, Edward Hopper, Michele Merola ha creado Gershwin Suite, utilizando como banda sonora el trabajo más cautivador de Gershwin, que incluye, entre otros, Summertime y Rhapsody in blue. El coreógrafo elige la música de Gershwin en sus diversas facetas, no solo las piezas brillantes más eufóricas, sino también las más románticas e íntimas, las más sensuales y seductoras.

Algunas escenas están inspiradas en la conexión entre la música de Gershwin y las pinturas de Hopper, como Nueva York Movie, Soir Bleu, Summer in the City, People in the Sun. Muchos consideran a Hopper, gracias a su realismo, un artista capaz de representar de manera poética y evocadora momentos sencillos de la vida. "Me atrajo - dice Merola - la capacidad del pintor para construir ambientes y matices que revelan implicaciones y secretos de la condición humana. Las escenas crean personajes y situaciones que no están predeterminados, sino abiertos a diferentes finales y soluciones". Inspirándonos en estos cuadros, vemos dúos y solos íntimos, además de escenas grupales donde brotan las ganas de vivir y escapar de la vida cotidiana. La escena adquiere el aspecto de un plató cinematográfico, gracias a una escenografía que cambia continuamente, y una coreografía que toca muchas claves, gracias a la versatilidad del coreógrafo.